Y esta vez todo comenzó revisando la película de Disney "Dinosaurio" (2000) de Ralph Zondag y Eric Leighton en la que una manada de dinosaurios dirigida por el cruel Kron, emigra hacia el Valle de los Nidos mientras huye de los temibles carnotauros y otros bichitos de la época que se los quieren comer. Pero muy particularmente, la historia se centra en Aladar, un joven dinosaurio que intentará que los más débiles de la manada, las mayores Eema y Bayline, no se queden por el camino y consigan su objetivo.
La película en sí no tiene mucha chicha que dirían muchos: Dinosaurio malo guía sin piedad a la manada con una idea muy darwineana de sobrevive el mas fuerte, dinosaurio bueno ayuda a los que no se adaptan a este perfil, dinosaurio bueno se enamora, dinosaurio malo recibe castigo, dinosaurio bueno consigue ser el lider, todos comen perdices y son felices.
Pero, más allá de la propia película, da una visión bastante acertada de la vejez, de la situación que sufren nuestras personas mayores y de la visión que en general se tiene (aunque esto esté cambiando desde las últimas décadas): la visión patólogica y negativa de la vejez, los débiles, los que ya no sirven para nada... Y es que, ¿qué es exactamente ser mayor?
Si se le pregunta por ejemplo a un Juez de Madrid, te dirá que una persona se considera adulta cuando cumple 18 años. Un psicólogo neoyorquino podría decirte que es una persona con una personalidad totalmente formada, que es madura y tiene responsabilidad sobre su propia conducta y, en definitiva, está en su pleno juicio. Quizás un anciano masai de Kenya te dirá que su hijo de 13 años, que ya ha cazado su primera pieza y ha pasado el rito de iniciación, y mi abuela podría comentar que intentar pasar el tiempo hasta que les llegue la hora... Visiones y opiniones, pero ninguna desde lo social, o al menos desde nuestra perspectiva social.
Bien, entremos en el mundo de la gerontoloía, de la "Gerontología positiva", el que a nosotros nos concierne. Leamos el artículo de Rocío Fernandez Ballesteros con el mismo nombre y descubramos como se ha pasado de estudiar al mundo de las personas mayores del viejo (sujeto con déficit) la vejez (deficitaria) o el envejecimiento de la sociedad como fenómeno negativo a ver los aspectos positivos que los mayores aportan a la sociedad y en palabras de la propia Fernándes Ballesteros:
"Este nuevo planteamiento no sólo se refiere a elementos o condiciones psicológicas o microsociales sino, también a aspectos macrosociales. Así, por ejemplo, frente a una visión catastrofista de los efectos del envejecimiento poblacional nos encontramos hoy con estudios en los que se trata de poner de relieve que una mayor tasa de mayores en un determinado país produce una mayor capacidad de ahorro y, por tanto, de desarrollo económico como una consecuencia de los planes de pensiones; así, también, una mayor capacidad de tiempo libre y ocio de las generaciones mayores suponen un freno al desempleo estacional en el sector del turismo y otros sectores y servicios relacionados. En el contexto poítico se conceptualiza al segmento de edad como un voto con escasa abstención; también, para rematar estos ejemplos conviene recordar que los mayores participan, en gran medida en tareas de voluntariado (puesto que tienen más tiempo para expresar su compromiso con los más necesitados). Finalmente, parece también claramente justificado que los programas gerontológicos no sólo se justifican por razones de necesidad social o de simple derecho adquirido (por un pago previo al sistema de Seguridad Social) sino por la generación de empleo que producen y, con ello, el ahorro público que proporcionan. En resumen, esta nueva perspectiva fin de siglo puede ser considerada una nueva visión de la vejez y el envejecimiento como fenómeno individual y social portador de una serie de aspectos positivos (...)"
Rocío Fernandez Ballesteros, La gerontología positiva (2000)
Pero ademas, con la perspectiva del ciclo vital y de la Educación Permanente en la que se hace referencia a la capacidad de aprender de las personas desde que se nace hasta que se muere resurge el potencial de aprendizaje de las personas mayores, haciendose un hueco en el mundo educativo y demandando unas necesidades en este sentido muy emergentes. Porque después del trabajo, con la jubilación este colectivo se vuelve mas vulnerable.
Conozcamos este mundo, esta visión positiva del ser mayores, o como se describió una mujer de cincuenta y algunos años en una clase a la que asistimos recientemente, del "hacernos grandes".
Finalmente me parece muy adecuado terminar con la definición de qué es este "hacerse grandes" recogiendo las propuestas de Seguier, de la mano de Ferrández y Puente (1991) que pese a tener 40 años (la definición, claro) se adecúa bastante a todas estas reivindicaciones:
- Sentirse "bien" con un cuerpo que ha quedado estabilizado.
- Tener conciencia de poseer una capacidad de asimilación algo menor y menos rápida, compensada por una comprensión mas profunda.
- Responsabilizarse de su propia conducta, debido a la conquista de la autonomía y posibilidad de controlar sus impulsos y de actuar de una forma realista.
- Desde la óptica afectiva, estar atento a los sentimientos de aquellos que nos rodean. Ser capaz de establecer una relación amorosa completa.
- Lograr la madurez que se halla marcada por la posiblidad de organizar su propia vida en función de un objetivo y permanecer en el camino elegido.
De nuevo me despido hasta la próxima.
Un saludo a tod@s!
=D
Rocío Fernandez Ballesteros, La gerontología positiva (2000)
Pero ademas, con la perspectiva del ciclo vital y de la Educación Permanente en la que se hace referencia a la capacidad de aprender de las personas desde que se nace hasta que se muere resurge el potencial de aprendizaje de las personas mayores, haciendose un hueco en el mundo educativo y demandando unas necesidades en este sentido muy emergentes. Porque después del trabajo, con la jubilación este colectivo se vuelve mas vulnerable.
Conozcamos este mundo, esta visión positiva del ser mayores, o como se describió una mujer de cincuenta y algunos años en una clase a la que asistimos recientemente, del "hacernos grandes".
Finalmente me parece muy adecuado terminar con la definición de qué es este "hacerse grandes" recogiendo las propuestas de Seguier, de la mano de Ferrández y Puente (1991) que pese a tener 40 años (la definición, claro) se adecúa bastante a todas estas reivindicaciones:
- Sentirse "bien" con un cuerpo que ha quedado estabilizado.
- Tener conciencia de poseer una capacidad de asimilación algo menor y menos rápida, compensada por una comprensión mas profunda.
- Responsabilizarse de su propia conducta, debido a la conquista de la autonomía y posibilidad de controlar sus impulsos y de actuar de una forma realista.
- Desde la óptica afectiva, estar atento a los sentimientos de aquellos que nos rodean. Ser capaz de establecer una relación amorosa completa.
- Lograr la madurez que se halla marcada por la posiblidad de organizar su propia vida en función de un objetivo y permanecer en el camino elegido.
De nuevo me despido hasta la próxima.
Un saludo a tod@s!
=D