domingo, 11 de julio de 2010

Una nueva identidad colectiva: La Roja

A unas horas del gran partido (para muchos, del momento más esperado de este 2010) creo de recibo redactar una pequeña entrada, para que quede constancia de lo que para mí es y está siendo este fenómeno de "La Roja" y sobre las voces que se alzan en contra del mismo.

Muchos comentarios al respecto de lo que el fútbol genera, tapa y redirige se han generado desde que ha comenzado el mundial de fútbol de Sudáfrica. Es cierto que nos han querido vender la moto de que la primera competición futbolística de este tipo que tiene lugar en el continente Africano, es símbolo del renacer de la propia África y de sus gentes, y por qué no decirlo, de la comunidad negra. Esa moto es una bici de carreras con un plastiquito en los radios para hacer que suene como un motor, vamos, un fraude.

Es indudable que el fútbol se ha convertido casi en una religión para muchas personas (pregunten en Argentina sobre su Dios en La Tierra...) y si Marx dijo que ésta era el opio del pueblo, el fútbol podría ser la nueva droga que nos adormece y cubre con alegrías efímeras una infinidad de problemas que suceden en nuestra sociedad, nuestro barrio, nuestra casa, en nosotros mismos... Pero yo digo ¡bendita "efimedad"! (si se me permite el "palabro").

A todos aquellos que reniegan de una identidad por su identificación con una ideología y un estancamiento histórico que va ya para los 40 tacos, los mismos que piensan que aún hay buenos y malos y que sólo ven dos colores...
A todos los supersticiosos. A los agoreros que no paran de pensar que el puto pulpo sólo se equivocó en la final de la Eurocopa de 2008. También a los que ponen todas sus esperanzas en el famoso cefalópodo Paul.
A todos los tíos hechos y derechos que van de duritos y que hoy echarán su lagrimita, pase lo que pase.
A toda la gente que no ve fútbol durante el año pero que no pueden perderse un partido de La Roja.
A todos.

Entendamos lo que es una identidad y lo poderosos que nos hacen las grupales, capaces de dotar al ser humano de la fuerza más inesperada y emplearla en las creaciones más hermosas que pueden ver unos ojos, y en las más crueles y destructivas. Y en este caso, la identidad que está creando el sentimiento de La Roja va más encaminada a lo primero que a lo segundo. Ya con la mencionada Eurocopa de 2008 y el grito de "¡PODEMOS!" que quedará para la historia (gracias cómo me decía un amigo al despliegue que la cadena Cuatro hizo para el evento) se empezó a fraguar un sentimiento colectivo de pertenencia, no a un país ni a una nacionalidad española (no puede haber mayor error que identificar a la Selección con el nacionalismo Español), sino con un equipo, con una ilusión compartida. Se comenzó a crear afición españolista y a no dar vergüenza exaltar los símbolos que identifican ese equipo (muchos coincidentes con los del Estado Español).

Y es cierto que encubre miles de problemas que suceden en el mundo, pero ¿no es más cierto que millones de personas hoy olvidarán los suyos personales durante unas horas y sentirán nerviosismo, ilusión y, en definitiva, felicidad..? Es momento de disfrutar, dos horas intensas de fútbol nos esperan y después del minuto 90, nadie sabe lo que pasará. Lo que si sabemos es que la gente se unirá con los que más quiere durante ese tiempo, charlarán, comerán, beberán, reirán, se irritarán con una pantalla, animarán, se enfadarán, pero, sobre todo, dejarán de un lado la crisis, sus trabajos (los afortunados que lo tengan), sus problemas en sus relaciones y cualquier otra cuestión que le entristezca.

Lo de dentro de 4 horas y media, es equiparable al fenómeno fan de Crepúsculo, a las convenciones de la COMIC-CON de San Diego o el de los FIBers que llenarán Benicassim en 2 días.
Mi gente sabe que significa el fútbol, y el deporte en general, para mí: NADA, no soy un entendido, no me llama especialmente la atención verlo en casa o practicarlo. NADA excepto quedar con ellos en un bar, juntarnos, reirnos, ponernos nerviosos, picarnos y terminar con una sonrisa y un abrazo, comentando las jugadas... Eso es La Roja, ese es el sentimiento españolista (no español). En un anuncio decía "no somos un equipo, somos un país". ¿Qué más da? Seremos grupos de amigos, de familias, de compañeros, juntos, pasándolo bien y disfrutando. Igual si que significa algo para mí esto del fútbol...

Quiero despedirme con el que para mí ha sido el mejor anuncio de esta campaña de apoyo (y promoción de patrocinadores) de la Selección y que creo que refleja el espíritu de esta entrada: "Elige con el corazón, dónde, cómo y con quién vas a ver el partido, porque, esta vez, lo vamos a recordar toda tu vida..."



 Campaña de Maou para el Mundial de Sudáfrica 2010




En la búsqueda de explicaciones, en la indignación que se siente ante unos determinados actos cuando se deberían hacer otros, en ocasiones nos dejamos en el camino ese cómo lo sentirán los demás, lo que llamamos empatía, entender que es cierto que podríamos movilizarnos por otras cosas (de hecho, deberíamos) de la misma forma o superior que salimos a exaltar nuestro españolismo en épocas de Mundial, pero, ¿cómo se sentirán las personas que lo ven como una válvula de escape a sus problemas si no pudieran disfrutar ni de eso? Igual un poco más tristes...

Y desde luego, la forma más adecuada de concienciar para la movilización y reivindicación de la gente, de ver que la misma fuerza que tienen y emplean como seguidores de la Selección pueden usarla para defender miles de causas, no es tirando los pequeños momentos de felicidad que la gente encuentra, sea en un partido de fútbol o en una partida de petanca, increpándoles que son unos incultos y unos borregos (como poco) que no ven más allá de sus narices como he escuchado (más bien, he leído) últimamente...

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